El precio de ser gordo en Cúcuta

Salud y Bienestar

21.09.2014 a las 09:59 hs 0 335 0



Luis Fernando Villamizar Delgado.

¡Cómo estás de gordo!
¿Gordo Yo?
¡Qué va!
El gordo es usted.

Este diálogo se repite como una cadena de ecos a diario en la vida de Luis Fernando Villamizar Delgado. Unas veces con sus familiares, otras con amigos y en ocasiones con gente que apenas acaba de conocer.

Él le hace el juego a los comentarios, pese a admitir que sí es un gordo peso pesado.

Tiene 34 años, 1.80 metros de estatura y 260 kilos de peso, el equivalente a 6 bultos de cemento.

Este peso corporal lo consiguió hasta hace apenas 12 meses, luego de someterse a una rigurosa dieta forzada que lo llevó a perder en tan solo tres meses 20 kilos. Antes pesaba 280 kilos.

Su vida, o mejor, su drama, se debate todos los días entre comer, dejar de comer, operarse, caminar, ir a trabajar, vestirse, subirse a un bus, buscar empleo, en fin, en esforzarse para hacer las cosas que debe hacer en una ciudad que le niega toda clase de oportunidades para sobrevivir a la par con las personas normales.

Confiesa que está cansado de sufrir, de guerrear con su peso sin encontrar soluciones de plano en el corto plazo a su problema.

El pasado 10 de septiembre completó ocho años intentando que su EPS le apruebe una cirugía bariátrica.

“Quiero dejar de comer, pero no puedo, quisiera tener fuerza de voluntad, pero se me agota con apenas intentarlo”, confiesa.

En esa lucha ha recaído una y otra vez en el consumo de comida chatarra (hamburguesas, perros, arepas rellenas y hasta morcilla).

El costo de su exagerado peso lo ha llevado a invertir en comida el sueldo que gana como empleado de Tránsito.

El gordo Delgado, como cariñosamente le dicen familiares y allegados, admite que Cúcuta no está hecha a la medida de personas obesas como él. Siente uno que no hay equidad frente a las personas de peso normal, dice.

Por ejemplo, a la hora de comprar ropa y calzado en ningún almacén se encuentra, “todo, toca mandarlo a hacer a la medida”, señala.

Y si es para movilizarse de un lugar a otro el dilema aumenta de intensidad, dado que por sus 260 kilos de peso no puede viajar en buseta ni en taxi. La razón: no cabe por la puerta de estos vehículos y si logra ingresar ninguna silla se acomoda a su contextura física.

Por los andenes resulta un calvario caminar, por un lado, porque no en todos hay rampas de acceso, y por el otro, porque están invadidos de carros y motos, “entonces sufre uno mucho subiendo y bajando de un andén a la calle y viceversa”, dice.

Pero el costo de ser gordo en Cúcuta va mucho más allá de no contar con medios adecuados para su movilidad.

Otro miembro de esta comunidad, Reynel José Gamboa Gómez, de 40 años y 170 kilos de peso, manifiesta que el empleo es en lo que más se lidia encontrar, dado que las empresas no son dadas en contratar personas gordas.

Juan Antonio Valverde, gerente comercial de una empresa de ingeniería, confirma lo dicho por Gamboa. “Nuestro personal debe ser de contextura delgada, porque hay que subir escaleras, encaramarse en andamios, subir a azoteas y eso muy difícilmente lo puede cumplir alguien que esté obeso”.

Dice que a él le tocó ponerse a vender pasteles en su casa.

Confiesa que ser gordo es no tener vida. “Es jodido serlo, es una pelea constante consigo mismo, lo agita y lo hace sentir mal”.

Asegura que muy pocas entidades en Cúcuta están trabajando para atacar la obesidad en la población, máxime en una ciudad donde el 50 por ciento de su población está en sobrepeso, según lo afirma Sandra Ferreira, responsable de enfermedades crónicas no transmisibles en el Instituto Departamental de Salud (IDS).

Así como lo lee, si se tiene en cuenta que Cúcuta es una ciudad de cerca de un millón de habitantes, al menos 500 mil presentan sobrepeso y están al límite de la obesidad.

Los esposos Sánchez – Vanegas, de 155 kilos y 98 kilos, respectivamente, han vivido en carne propia la discriminación por ser gordos. Confiesan que ir a cine, por ejemplo, les incomoda a muchas personas en la sala, dado que por su contextura física deben apartar cuatro puestos.

Pero mucho más que esto, en el cine no encuentran alimentos para sus dietas, “todos venden aguas azucaradas, gaseosas, críspelas y golosinas, algo que no nos está permitido consumir”, dicen.

Y si intentan ingresar sus propios alimentos, en la portería del cine se los decomisan, porque adentro venden. “Eso es discriminación”, dicen.

El gordo Delgado dice que a él en particular le da miedo pasar por el frente de un colegio, dado que es objeto de burlas de los estudiantes.

En Cúcuta –dice- es tan difícil la vida para una persona obesa y por ello muchas prefieren quedarse encerradas en la casa.

Gamboa dice que al paso que va no va a durar mucho, dada la ausencia de una política pública para la obesidad, “es como si nosotros no existiéramos para las autoridades ni para el sistema público de salud”.

Alimentos vs gordos

El aumento del consumo de alimentos muy ricos en calorías sin un aumento proporcional de la actividad física produce un aumento de peso, según la experta en nutrición y dietética Marina González.

Agrega que la disminución de la actividad física produce igualmente un desequilibrio energético que desemboca en el aumento de peso.

El tratamiento para esta población tiene otros efectos graves, insospechados, dado que se ha convertido en una vena rota para las finanzas del Estado, que debe gastarse miles de millones de pesos para evitar que las personas mueran por los excesos con la comida. En Colombia, durante 2013 se destinaron más de $20 mil millones para atender a 321.422 personas con problemas de obesidad.

Las autoridades de Cúcuta están en mora de poner en práctica campañas agresivas para combatir la obesidad. Por el contrario, lo que se ve en las calles es un aumento inusitado de ventas callejeras de alimentos, todas a base de aceites y harinas.

De acuerdo a los últimos estudios de nutrición adelantados en el municipio, la población en mayor riesgo de obesidad es la de jóvenes y adultos, porque en la infantil, paradójicamente su estado nutricional se mantiene estable y más bien con tendencia a la baja.

De hecho, el municipio acaba de anunciar un refuerzo en el complemento alimentario de los niños y las mujeres en estado de embarazo para mejorarles las condiciones nutricionales, dijo la Secretaria de Salud, Deisy Astrid Machucca.

Para Claudia Fonseca, nutricionista especializada en el tema, el sedentarismo es causa número uno de la obesidad y por ello se hace necesario no solo buenos hábitos de alimentación, sino una buena dieta de ejercicios físicos.



Cita:

http://www.laopinion.com.co/demo/index.php?option=com_content&task=view&id=447682&Itemid=105#.VB7Y5ha87dk


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